El MACBA concibe la educación como un eje vertebrador que articula el papel del museo en relación con las comunidades, con especial atención hacia la comunidad educativa y el barrio del Raval, del que formamos parte.

Buscamos maneras de estar juntos y construir pensamiento en colectivo activando procesos pedagógicos experimentales, liberadores y radicales, que nos conduzcan a una concepción del museo como dispositivo de creación de una historia situada que adquiere sentido cuando es compartido con sus públicos. Se trata, pues, de un ámbito de acción ambicioso, que propone un programa educativo que involucra a todos los actores que conviven en torno al museo, promoviendo la reflexión y la participación colectivas mediante talleres, cursos, grupos de trabajo o visitas, siempre con el acompañamiento de artistas educadores e investigadores. Nos interesa cuestionar las categorías fijas en el ámbito educativo y la noción del aprendizaje como acumulación de conocimientos.

Proponemos explorar juntos las formas de relacionarnos con el saber y de entender la educación como práctica de interrupción de la normalidad, como un espacio que rompe con la imaginación reguladora y nos permite adentrarnos en la imaginación poética.

La Colección MACBA y el programa de exposiciones temporales quieren revisar y reescribir las narrativas que han llevado al museo hasta el momento presente, desde su creación hace 25 años: un recorrido que enfatiza la desjerarquización de la historia en favor de la pluralidad de historias, narradores y protagonistas. La serie de vídeos en abierto Historias del arte desde Barcelona y los dos proyectos llevados a cabo con el alumnado de 1° de bachillerato del Institut Consell de Cent son propuestas que, entendiendo el museo como un dispositivo de construcción de la historia, incorporan a la Colección nuevas capas de significado y hacen emerger otros relatos e imaginarios.

Los programas educativos y las distintas iniciativas que derivan de ellos parten de las poéticas y políticas desplegadas por el conjunto de la Colección y las exposiciones temporales, concebidos como lugares de experimentación y reflexión crítica más que como espacios de afirmación. Desde hace más de cinco años, colaboramos con artistas locales para explorar diferentes activaciones de visitas taller a las muestras. Así, invitamos a los visitantes a apropiarse de los espacios del museo y a habitarlos ensayando nuevas estrategias artísticas de aproximación a las exposiciones, especulando con el museo como ámbito de experiencia.

Imaginar las salas del museo convertidas en aulas es el desafío que queremos mantener en Narrativas de una Colección. Se trata de una serie de visitas a la Colección que activan la conversación y, a partir de vivencias situadas y del contacto directo con las obras, ponen en diálogo miradas y memoria.

Uno de los principales retos que perseguimos con nuestras propuestas educativas es propiciar espacios de encuentro donde podamos estar juntos, generar vínculos y posibilitar redes afectivas, asumiendo que eso significa abrir la puerta, invitar, debatir y llegar a consensos, sin prescindir del disenso.

Son experiencias que han tomado cuerpo, con toda su riqueza y complejidad, en grupos de trabajo estables como por ejemplo La cocina y otros ámbitos de investigación compartidos entre los artistas colaboradores y el departamento de Educación. Alejándonos de la idea de «servicio» y de «usuario receptor», queremos provocar nuevas formas de relación en las que nos dejemos afectar por el encuentro. Imaginando un Museo posible, un museo de los afectos, ¿cómo activar una escucha mutua que promueva el sentido de pertenencia al museo?

En este punto son indispensables los procesos de largo recorrido, en los que la continuidad, la flexibilidad, el cuidado en los detalles y los (micro)gestos que acompañan el día a día nos ayudan a detectar y explorar los interrogantes candentes del presente, a potenciar la escucha y a aprender juntos. Sostenemos y afianzamos la interlocución permanente con entidades del barrio del Raval, nuestros vecinos más inmediatos. Pero también seguimos buscando espacios de posibilidad en los que la ciudadanía se sienta apelada a construir e imaginar el museo que queremos ser.

En todos estos procesos aparece la voluntad –y también la dificultad– de relacionar historias y prácticas distintas. Cuando se abren espacios de experiencia, donde poner el cuerpo y tomar la palabra, también surgen dudas y malestares que hay que afrontar. Nos interesa pensar el cuerpo desde una perspectiva social: definido por una sexualidad, un género, una identidad, un origen y una clase. Concebimos el museo como un lugar que moviliza saberes «otros», aquellos que conectan con lo que es «menor»: los saberes del cuerpo.

La idea de romper las lógicas tradicionales de relación entre quién sabe y quién no sabe, quién aprende y quién debe enseñar, atraviesa todo nuestro programa educativo. Queremos alejarnos de cualquier concepción que entienda la educación de forma rígida como una disciplina basada en técnicas y modelos a imitar.

De ahí surge el enfoque de trabajo con el profesorado: la creación de espacios laboratorio que ponen en valor el conocimiento docente y el cruce de sus saberes con los de los artistas. Estamos convencidos de que la experiencia del arte puede ser profundamente liberadora por su capacidad de activar los sentidos y, con ellos, la imaginación política. Nuestro trabajo arraiga en una crítica al modelo de educación disciplinaria y se adentra en las posibilidades de la pedagogía como práctica de liberación.

Nos interesa generar procesos que cuestionen los roles establecidos, las identidades fijas y que exploren otras formas de relación con el saber y entre educadores y educandos. Programas como Postdata. Correspondencias de artista en la escuela han llevado la práctica artística al aula, a la escuela y a la comunidad educativa.

Sello de Calidad del Consejo de Innovación Pedagógica (CIP)