Tàpies como síntoma
Actividad

Tàpies como síntoma

Una modernidad sin correspondencia
en curso

El nombre de Tàpies encarna una modernidad problemática.
Su obra recorre tres cuartas partes del siglo XX y ofrece una extraordinaria sintonía con los movimientos culturales del momento. No obstante, la figura de Tàpies pivota sobre un profundo individualismo, marcado por una autobiografía construida a base de memorias personales, y que pronto se convierte en una confesión de carácter mítico. Aunque Tàpies no ha sido ignorado ni por los grandes museos de la modernidad ni por los relatos históricos del arte del siglo XX, lo cierto es que las instituciones han mostrado notorias dificultades a la hora de asumir esas tensiones de las cuales Tàpies es síntoma.

La obra de Tàpies se gesta en gran parte durante la dictadura franquista. A lo largo este periodo, el artista se convertirá en un icono internacional: y es que a pesar del clima de represión propio del franquismo, la articulación de una modernidad estética fue posible. Ahora bien, a esta modernidad que triunfaba en todo el mundo –emblematizada por una abstracción coherente con el liberalismo imperante– le faltaba una vertiente crítica. A diferencia de lo que sucedía en el contexto anglosajón, dónde la modernidad desplegó una doble vía (de ahí la dualidad de los términos modernity/modernismo), Tàpies representó aquí una modernidad sin la correspondencia social que cabía imaginar. De ello se deriva su reputación de artista hermético y complejo.

Habrá que esperar a la llegada de la democracia para apreciar el despliegue político de la obra de Tàpies. Y, cuando este momento acontece, su identidad estética no ha cambiado substancialmente. De hecho, la misma forma de los años precedentes permitirá ahora lecturas más politizadas y críticas. Esto colocará a Tàpies como ejemplo de una modernidad periférica, obligada a negociar su circulación internacional así como el valor simbólico y de uso que adquiere dentro y fuera del país. De dicho proceso de negociación surge una forma de producción de significado genuina y singular, que a menudo le otorgará un carácter ambiguo y polisémico a la obra.

La Fundació Antoni Tàpies y el Museu d'Art Contemporani de Barcelona presentan un seminario internacional para analizar y debatir el carácter de esta modernidad periférica que Tàpies ha representado con su obra. Entre los conferenciantes invitados contamos con Dawn Ades, Xavier Antich, Bernard Blistène, Isabel Capeloa Gil, Luis Pérez de Oramas, Laurence Rassel y Barry Schwabsky y, en calidad de replicantes, intervendrán Maria Josep Balsach, Carles Guerra, Antonio Monegal, Martí Peran y Valentín Roma.

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El nombre de Tàpies encarna una modernidad problemática.
Su obra recorre tres cuartas partes del siglo XX y ofrece una extraordinaria sintonía con los movimientos culturales del momento. No obstante, la figura de Tàpies pivota sobre un profundo individualismo, marcado por una autobiografía construida a base de memorias personales, y que pronto se convierte en una confesión de carácter mítico. Aunque Tàpies no ha sido ignorado ni por los grandes museos de la modernidad ni por los relatos históricos del arte del siglo XX, lo cierto es que las instituciones han mostrado notorias dificultades a la hora de asumir esas tensiones de las cuales Tàpies es síntoma.

La obra de Tàpies se gesta en gran parte durante la dictadura franquista. A lo largo este periodo, el artista se convertirá en un icono internacional: y es que a pesar del clima de represión propio del franquismo, la articulación de una modernidad estética fue posible. Ahora bien, a esta modernidad que triunfaba en todo el mundo –emblematizada por una abstracción coherente con el liberalismo imperante– le faltaba una vertiente crítica. A diferencia de lo que sucedía en el contexto anglosajón, dónde la modernidad desplegó una doble vía (de ahí la dualidad de los términos modernity/modernismo), Tàpies representó aquí una modernidad sin la correspondencia social que cabía imaginar. De ello se deriva su reputación de artista hermético y complejo.

Habrá que esperar a la llegada de la democracia para apreciar el despliegue político de la obra de Tàpies. Y, cuando este momento acontece, su identidad estética no ha cambiado substancialmente. De hecho, la misma forma de los años precedentes permitirá ahora lecturas más politizadas y críticas. Esto colocará a Tàpies como ejemplo de una modernidad periférica, obligada a negociar su circulación internacional así como el valor simbólico y de uso que adquiere dentro y fuera del país. De dicho proceso de negociación surge una forma de producción de significado genuina y singular, que a menudo le otorgará un carácter ambiguo y polisémico a la obra.

La Fundació Antoni Tàpies y el Museu d’Art Contemporani de Barcelona presentan un seminario internacional para analizar y debatir el carácter de esta modernidad periférica que Tàpies ha representado con su obra. Entre los conferenciantes invitados contamos con Dawn Ades, Xavier Antich, Bernard Blistène, Isabel Capeloa Gil, Luis Pérez de Oramas, Laurence Rassel y Barry Schwabsky y, en calidad de replicantes, intervendrán Maria Josep Balsach, Carles Guerra, Antonio Monegal, Martí Peran y Valentín Roma.

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fechas
18 octubre 2013 – 19 octubre 2013
precio
Entrada gratis. Plazas limitadas. Con servicio de traducción simultánea.
título
Tàpies como síntoma
fechas
18 octubre 2013 – 19 octubre 2013
título
Tàpies como síntoma
precio
Entrada gratis. Plazas limitadas. Con servicio de traducción simultánea.
programa
0 actividades