Tecnologías del género
Actividad

Tecnologías del género

en curso

Identidades minoritarias y sus representaciones críticas.
Taller dirigido por Beatriz Preciado.

La década de los noventa representó una eclosión de discursos críticos sobre la construcción del género, la sexualidad y la raza. Teresa de Lauretis y Donna Haraway, haciendo uso de la noción foucaultiana de biopoder, redefinen la representación cinematográfica, artística y científica en términos de tecnologías del género. Haraway utiliza la metáfora del cyborg (nombre que Mandred Clynes le dio en 1960 a una rata de laboratorio a la que se le había implantado un sistema de control cibernético) para indicar que nuestros cuerpos y nuestras identidades de género, de raza y sexuales, son productos de complejas tecnologías biopolíticas. Las criaturas posmodernas somos sistemas culturales tecnovivos. La transición del posfordismo de la que hablan Antonio Negri y Paolo Virno señala el paso de una sociedad industrial sexo-orgánica a un sistema de información de género prostético y polimorfo. Haraway denomina "informática de la dominación" a la situación actual de las minorías sexuales y culturales frente a la creciente globalización de los sistemas de producción y reproducción del género, del sexo y de la raza. Desde este punto de vista la pornografía, lejos de ser una representación marginal, aparece como una de las industrias centrales en la biopolítica global de producción y normalización del cuerpo.

Por otra parte, la teoría queer, en filiación y al mismo tiempo en ruptura con la tradición feminista, supuso un giro performativo en la interpretación de la identidad. Diversas autoras, como Butler o Sedgwick, propusieron una definición del género en términos de performance en reacción tanto a la afirmación del feminismo esencialista de una verdad natural o prediscursiva de la diferencia sexual como a la imposición normativa de ciertas formas de masculinidad y de feminidad. Paralelamente, la estrella porno Annie Sprinkle lleva al límite la noción crítica de performance aplicándola al dominio de la política de la representación de la sexualidad, de la pornografía y del trabajo sexual. No solo el género es performativo, sino que la sexualidad puede analizarse en términos teatrales y coreográficos, disolviendo así el último bastión del naturalismo de sexo. ¿Cómo repensar el feminismo en la era posfordista? ¿Cuál podría ser la acción política adecuada a un tiempo posorgánico? ¿Cuál es la biopolítica de los cuerpos postmodernos?

Este taller explora ambos discursos críticos, el performativo y el biopolítico, como espacios posibles de intervención, de resistencia y de acción tanto teórica como política en torno a la representación del género y de la sexualidad. El taller pretende devolver la "agencia" visual y discursiva, devolver el poder de autorrepresentación a los objetos del discurso de la pornografía tradicional, apoyando la inversión epistemológica comenzada por Annie Sprinkle en los ochenta: los que hasta ahora habían sido objeto de la representación pornográfica (mujeres, actores y actrices porno, maricas y bolleras, trans, anormales, perversos, etc.) aparecen ahora como los sujetos de la representación.
El taller se extenderá a lo largo del año 2004 con una periodicidad bimensual, en continuación con un debate abierto por el Maratón Posporno, que se celebró en el MACBA el pasado mes de junio. Se trata de generar un espacio que combine actos públicos y sesiones de taller, en el que quepan conferencias, proyecciones y análisis de documentos visuales, prácticas performativas y textuales, con la intención de facilitar la producción de reflexiones en torno al género, la pornografía, las nuevas tendencias pospornográficas y las diversas estéticas y políticas de representación de la sexualidad. La intención es crear un espacio de visibilidad y de lisibilidad para lenguajes minoritarios (en el sentido deleuziano del término) sobre la identidad y el género.

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Identidades minoritarias y sus representaciones críticas.
Taller dirigido por Beatriz Preciado.

La década de los noventa representó una eclosión de discursos críticos sobre la construcción del género, la sexualidad y la raza. Teresa de Lauretis y Donna Haraway, haciendo uso de la noción foucaultiana de biopoder, redefinen la representación cinematográfica, artística y científica en términos de tecnologías del género. Haraway utiliza la metáfora del cyborg (nombre que Mandred Clynes le dio en 1960 a una rata de laboratorio a la que se le había implantado un sistema de control cibernético) para indicar que nuestros cuerpos y nuestras identidades de género, de raza y sexuales, son productos de complejas tecnologías biopolíticas. Las criaturas posmodernas somos sistemas culturales tecnovivos. La transición del posfordismo de la que hablan Antonio Negri y Paolo Virno señala el paso de una sociedad industrial sexo-orgánica a un sistema de información de género prostético y polimorfo. Haraway denomina «informática de la dominación» a la situación actual de las minorías sexuales y culturales frente a la creciente globalización de los sistemas de producción y reproducción del género, del sexo y de la raza. Desde este punto de vista la pornografía, lejos de ser una representación marginal, aparece como una de las industrias centrales en la biopolítica global de producción y normalización del cuerpo.

Por otra parte, la teoría queer, en filiación y al mismo tiempo en ruptura con la tradición feminista, supuso un giro performativo en la interpretación de la identidad. Diversas autoras, como Butler o Sedgwick, propusieron una definición del género en términos de performance en reacción tanto a la afirmación del feminismo esencialista de una verdad natural o prediscursiva de la diferencia sexual como a la imposición normativa de ciertas formas de masculinidad y de feminidad. Paralelamente, la estrella porno Annie Sprinkle lleva al límite la noción crítica de performance aplicándola al dominio de la política de la representación de la sexualidad, de la pornografía y del trabajo sexual. No solo el género es performativo, sino que la sexualidad puede analizarse en términos teatrales y coreográficos, disolviendo así el último bastión del naturalismo de sexo. ¿Cómo repensar el feminismo en la era posfordista? ¿Cuál podría ser la acción política adecuada a un tiempo posorgánico? ¿Cuál es la biopolítica de los cuerpos postmodernos?

Este taller explora ambos discursos críticos, el performativo y el biopolítico, como espacios posibles de intervención, de resistencia y de acción tanto teórica como política en torno a la representación del género y de la sexualidad. El taller pretende devolver la «agencia» visual y discursiva, devolver el poder de autorrepresentación a los objetos del discurso de la pornografía tradicional, apoyando la inversión epistemológica comenzada por Annie Sprinkle en los ochenta: los que hasta ahora habían sido objeto de la representación pornográfica (mujeres, actores y actrices porno, maricas y bolleras, trans, anormales, perversos, etc.) aparecen ahora como los sujetos de la representación.
El taller se extenderá a lo largo del año 2004 con una periodicidad bimensual, en continuación con un debate abierto por el Maratón Posporno, que se celebró en el MACBA el pasado mes de junio. Se trata de generar un espacio que combine actos públicos y sesiones de taller, en el que quepan conferencias, proyecciones y análisis de documentos visuales, prácticas performativas y textuales, con la intención de facilitar la producción de reflexiones en torno al género, la pornografía, las nuevas tendencias pospornográficas y las diversas estéticas y políticas de representación de la sexualidad. La intención es crear un espacio de visibilidad y de lisibilidad para lenguajes minoritarios (en el sentido deleuziano del término) sobre la identidad y el género.

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fechas
2 febrero 2004 – 27 noviembre 2004
precio
Inscripción gratuita.
título
Tecnologías del género
fechas
2 febrero 2004 – 27 noviembre 2004
título
Tecnologías del género
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Inscripción gratuita.
programa
0 actividades