En otra de las series que Hans-Peter Feldmann realizó en 1977 –que luego convertiría en un libro, Alle Kleider einer Frau (“Toda la ropa de una mujer”), uno de sus trabajos más poéticos– las pequeñas fotos en blanco y negro muestran, una a una, 71 prendas de ropa el orden en que nos vestimos (desde dentro hacia fuera). Nada más. La mujer a la que pertenece la ropa está velada. Es un enigma. Está presente solo a través de sus ropas, convertidas en objetos fetichistas. Pero la puesta en escena es la antítesis de esa idea del objeto fetichista sofisticado o perverso. Estos fetiches son domésticos, son humildes y provocan ternura. No solo la mujer está velada; también la acción, si es que la hubo.---La información que no se da se considera sobreentendida, no se menciona porque pertenece a un campo común compartido entre el autor y el público. Es este caso, lo sobreentendido es el terreno de la intimidad sensible que Feldmann no desvela. Al final, solo sabemos a ciencia cierta que alguien se ha tomado la molestia de fotografiar una a una todas las piezas de ropa de una mujer. Los títulos de los trabajos de Feldmann, y este sería un buen ejemplo, dan una idea muy clara de su manera de trabajar: son siempre descriptivos, como si solo dieran información, pero suelen delimitar un espacio metafórico, como en este caso en que es "todo" de "una". En esta serie, como en otros trabajos de Feldmann, el impulso hacia la implicación emocional se ve pospuesto. Parte de su experiencia emocional, pero mantiene la distancia entre el lenguaje y la experiencia personal que codifica, desdibujándola para mediatizar el poder emocional. Sus narrativas están elaboradas con fragmentos no jerarquizados y no proporcionan al espectador una lectura o un sentido único, sino un significado abierto e inconcluso. Más que buscar un discurso coherente, Feldmann parece indagar en el sentido de la existencia. Otro aspecto que considera interesante en el hecho de dejar la obra abierta es que no solo permite, sino que requiere que el espectador reelabore las obras, proyectando su experiencia. La vida normal, la cotidianidad vivencial o visual en la que Feldmann sitúa sus trabajos, se define por oposición a otros niveles de la actividad humana. Lo cotidiano se asocia al lado pequeño de la vida, al elemento gris, humilde e impreciso. Es el reverso de la moneda del escenario social capitalista, cuya imagen, construida por los medios de comunicación es colorista, optimista y lógica. Helena Tatay Helena Tatay, Texto, Helena Tatay (ed.), Hans-Peter Feldmann. 272 Pages. Barcelona: Fundació Antoni Tàpies, 2001.