Desde el interior de su coche, Martha Rosler filma los campos de flores junto a un paisaje de colinas a lo largo de la autopista número 5, que recorre la costa oeste americana desde México hasta Canadá. Los planos largos con imágenes idílicas evocan la tradición pictórica occidental. La imagen de la policía de inmigración desplazándose a gran velocidad por la autopista deja entrever el duro trabajo manual de los trabajadores mexicanos clandestinos que cultivan los campos de flores. La pieza acaba con imágenes de los controles policiales fronterizos. A pesar de su simplicidad y de ser una de las primeras piezas fílmicas de Rosler, Flower Fields anticipa ya algunos de los intereses analíticos de la artista: la opresión social oculta en la vida cotidiana, el género y la clase. Se trata de una de las pocas obras de Rosler rodadas en Super-8.