Años después del golpe militar de 1973 en Chile, Rosler crea un vídeo mordaz que pone al descubierto la relación entre el progreso económico vivido en ese país en los últimos años, la presencia de grandes empresas estadounidenses y el silencio sobre las víctimas de la dictadura. En el extremo austral de América del Sur, Chile ha sido aclamado por algunos como un milagro económico en vías de ser admitido en el Tratado de Libre Comercio Norteamericano (North American Free Trade Agreement, NAFTA). Un progreso económico que contrasta con su reciente historia de represión política y con el silencio que todavía se cierne sobre ese momento histórico y sobre la complicidad norteamericana con el golpe fascista.---¿A costa de qué silencios ha crecido la economía de Chile? En esta línea de interrogación, Rosler combina música e imágenes a modo de un videoclip. Mientras la banda de la represiva policía nacional interpreta La guerra de las galaxias, músicos de calle cantan temas populares. Un gigantesco puño en alto sostiene una lata de Coca-Cola en la autopista que conduce a Santiago y en un monumento conmemorativo, las familias de víctimas del golpe de Estado fascista escriben los nombres de sus familiares. El estilo drive-by del vídeo sugiere la creciente presencia del turismo y la internacionalización de las élites chilenas frente a la pobreza indígena.