À chaque stencil une révolution es una instalación de grandes dimensiones en que Latifa Echakhch evoca el espíritu revolucionario que en los sesenta se vivió en Europa y Estados Unidos. El título de la obra reproduce una frase de Yasser Arafat (1929-2004), primer presidente de la Autoridad Nacional Palestina, en referencia a las huelgas del mayo francés y a las protestas en América del Norte contra la guerra de Vietnam. En aquellos años, el papel carbón y las máquinas estarcidoras (las stencil) se utilizaban para imprimir octavillas y mensajes revolucionarios. Con el tiempo, las técnicas de impresión como la fotocopiadora y los medios digitales las volvieron obsoletas. Echakhch ha forrado las paredes de su instalación con numerosas hojas de papel carbón de color azul oscuro que carecen de mensaje escrito. Después, las ha rociado con alcohol que ha goteado manchando de tinta azul el suelo y originando variaciones en la textura del papel carbón. Dejando a un lado que el elemento performativo de su gesto y el color azul aluden al trabajo de Yves Klein, la obra se erige como un sutil monumento a las revoluciones sociales del pasado reciente, a la vez que plantea una crítica al poder revolucionario actual. La obra refleja a la perfección el elemento crítico y poético de las obras de esta artista nacida en Marruecos y formada en Francia. Latifa Echakhch suele utilizar símbolos nacionales y objetos de la vida cotidiana sin valor artístico que, fuera de contexto, adquieren un poder crítico insólito. A través de un nuevo uso de objetos en apariencia banales y ordinarios, la artista nos revela los códigos sociales y nacionales que estos ocultan. Alfombras de plegaria, tazas de té, papeles oficiales de inmigración, sobres de carta y hojas ciclostiladas simbolizan la repercusión de las políticas poscoloniales en la vida y la identidad de las personas.