Presentado en la documenta de Kassel de 2012, The Radiant explora los efectos del 11 de marzo de 2011, cuando el terremoto de Tohoku provocó un tsunami en la costa oeste de Japón que mató a miles de personas y causó el derrumbamiento parcial de la planta de energía nuclear Fukushima Daiichi. Con una banda sonora que evoca las películas de ciencia ficción de la new-wave y los programas de radio de los años sesenta y setenta, The Radiant crea el clima de una amenaza invisible, cuyo impacto no se puede medir.---Construido a partir de metrajes históricos y también de grabaciones de los hechos de 2011, el filme recupera las promesas históricas que fueron asociadas a la llegada de la energía nuclear y el peligro real de la lluvia radioactiva. The Otolith Group incorpora imágenes de las ciudades iluminadas de Japón y los pueblos evacuados en los meses inmediatos al desastre. En una región muy animista que homenajea a dioses locales vinculados a elementos como el mar, la lluvia o la tierra, se ha llegado a creer que la radiación aporta un segundo nivel de invisibilidad a estas divinidades, que no son capturables con ninguna cámara. Por eso en el filme hay una secuencia en que se desmonta una cámara. Además, el filme incorpora un contador de sonidos que detecta los puntos de mayor radiación. Si bien una cámara no puede «capturar» la radiación, este contador puede leer los puntos en los que esta es más intensa, como en los desguaces y en agua estancada. Como la radiación, a diferencia de un terremoto, no tiene presencia visual, las descripciones sonoras resultan mucho más útiles. The Radiant incorpora aproximaciones sensoriales distintas a las visuales para acceder a esta amenaza tan invisible como peligrosa. Como explican los propios autores del filme: «The Radiant tiene que ver con formas de poder implícitas y de identificación con la potencia que otorga la energía atómica. Todo el proyecto de la energía nuclear es una empresa prometeica en la que ciencia y tecnología toman el control de procesos básicos de reacciones en cadena, y lo hacen, supuestamente, por el bien de la humanidad. La última persona en atribuir esta especie de dimensión prometeica a la energía nuclear fue el filósofo Günther Anders, el primer marido de Hannah Arendt, que en la década de 1950 escribió The Antiquatedness of the Human Species. The Radiant son todas esas personas que se creen todopoderosas porque se identifican con la energía de lo nuclear. The Radiant es el propio Japón, y dentro de este, Tokio, la ciudad de la luz que se ve muy al inicio del filme en un plano desde arriba, desde la 52a planta de la Mori Tower. Tokio es como el hermano gemelo malvado de Fukushima, que se encuentra más arriba, en el noreste –una ciudad de provincia, local, anticuada, y en cierto modo despreciada por la gente de Tokio».