En Cuba, la falta de motivación laboral en el sistema socialista de producción hace que los trabajadores se inventen todo tipo de excusas para no ir a trabajar, una forma de proceder que la tolerancia de las empresas ha convertido en una costumbre. Adrian Melis ha recopilado y grabado este proceso. El artista ha reunido una gran cantidad de excusas o pretextos mediante la compra de los derechos de las grabaciones de las conversaciones telefónicas en las que se comunica la baja. El precio que ha pagado equivale a la reducción de salario causada por el tiempo de baja, que va desde un día hasta más de treinta. Es decir, lo que habrían cobrado los trabajadores si hubieran ido a trabajar. Melis genera así una colectividad improductiva que cobra lo mismo que cobraría del Estado si fuera productiva. El artista pagaba esta improductividad cuando se había cumplido el tiempo de baja.