El político y abogado laboralista Francesc Layret fue asesinado en 1920 cuando salía de su casa en Barcelona por un grupo de pistoleros pagados por la patronal catalana. En 1936, se construyó un monumento a su figura firmado por Frederic Marès y sufragado por suscripción popular. Tras la guerra, el gobierno franquista de la ciudad ordenó su destrucción, pero un arquitecto lo guardó desmontado en un almacén municipal. Años más tarde, el primer Ayuntamiento democrático lo devolvió a su lugar de origen, la actual plaza de Goya de Barcelona. Partiendo de esta obra, Lola Lasurt construye una historia de amor y desamor entre las figuras que conforman el grupo escultórico: un campesino, una mujer trabajadora con un niño en brazos, un obrero y una alegoría de la República. Lasurt presenta imágenes del proyecto y el guion visual con el que compuso una pieza fílmica al modo de una stop-motion.