El animal disecado fue una presencia recurrente en las obras de Fina Miralles, como este pájaro condenado al vuelo rasante que sigue buscando el aire a través de una tela metálica. Cuando, en 1979, esta obra integró la exposición Paisaje en la Fundació Joan Miró de Barcelona, el crítico de arte Alexandre Cirici habló del nuevo paisajismo de esta artista que llenaba espacios expositivos con árboles enjaulados y pilas de tierra, envasaba elementos naturales en tarros de conserva y presentaba animales disecados, explorando así la dialéctica entre naturaleza y artificio y recordándonos que la naturaleza es en sí misma un diálogo entre vida y muerte. «El paisajismo del aire está representado por el pájaro disecado, en posición de volar. [...] Alude a la vida», escribió Cirici por entonces.