Recorrido
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Cinéfilos y cinéfagos

Sobre gustos, disidencias, teorías conspirativas, zapping, cine y tecnología

Un recorrido por el mundo audiovisual a través de las miradas particulares de Benet Rossell, Lydia García-Merás, Eugeni Bonet, Amos Gitai, Arlindo Machado, Johan Grimonprez y Georges Didi-Huberman.

«Para mí, niño de pueblo, el cine resultó fundamental. Recuerdo las sesiones cinematográficas en Àger y en Tremp. En Àger se organizaban en el Café de Pepito, que era, a la vez, fábrica de sifones y punto de reunión de los estraperlistas del valle; allí también se daban representaciones y, sobre todo, conciertos. En Tremp había un cine de verdad, La Lira. El asesor cinematográfico era el zapatero del pueblo, y su zapatería era una especie de cineforum avant la lettre
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«Dentro del cine militante hubo dos posturas principales aunque nunca verdaderamente antagónicas. La defendida por los partidarios de la experimentación formal, que sostenían que para luchar contra el sistema era preciso combatir sus mecanismos de comunicación y consumo, y los que argumentaban que las películas debían ser en todo caso legibles para el espectador –y, por tanto había que prescindir de innecesarias experimentaciones– puesto que lo esencial consistía en transmitir el mensaje a sus destinatarios (obreros, campesinos y estudiantes).»
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«Desde hace unos años se ha ido consolidando un repertorio cinematográfico, dosificado en singulares pero sustanciosos servicios, concerniente a asuntos del condumio y del gusto. El gusto en el sentido más legítimo del término, aunque también en uno de figurado y eternamente debatido, pues, al revés de lo que dice el dicho, sobre gustos hay mucho escrito.»
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«Las primeras reflexiones de la humanidad, transcritas con un alfabeto de comienzos de la edad de hierro, siguen siendo válidas en lo que respecta a temas como ética, el deseo, la naturaleza humana, la forma del relato, etc. ¿Por qué considerarlos viejos textos solo consagrados a la religión? Si se relegan a este estatus, pierden validez para nosotros. ¿Y si recurrimos al cine, que es un medio mucho más reciente, para reinterpretarlos?»
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«Las reposiciones de un clásico de ciencia ficción como La dimensión desconocida competían en tiempo de antena con un exitazo como The X-Files (Expediente X), que rápidamente alimentó el apetito por la teoría de la conspiración dentro de la corriente mediática dominante. La cultura de la conspiración floreció en todo el espectro político, y truncó las versiones oficiales de la verdad, la autoridad y la realidad. Las comunidades aficionadas a los ovnis se convencieron de que los poderes fácticos trataban de borrar por todos los medios cualquier indicio de la existencia de los extraterrestres.»

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«Los actuales entornos tecnológicos de inmersión y de agenciamiento favorecen la aparición de un fenómeno nuevo que podríamos definir como la «hipérbole del sujeto», una especie de narcisismo radical y autorreferenciado en el que la única identificación posible es la del sujeto consigo mismo. […] Basta ver cómo los niños y los adolescentes se refieren a los personajes que representan en la pantalla. En general, utilizan siempre la primera persona: «¡Allá voy!», «¡Ah, me quiere coger, pero no me dejaré!», «¡Oh, ese cabrón me ha matado!». En muchos videojuegos, el jugador se integra en el juego como su agente visualizador.»
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En 2010 Didi-Huberman impartió la conferencia «Peuples exposés, peuples figurants» en el marco del seminario Premio Igor Zabel de Cultura y Teoría 2010 «Escribir la historia del arte. Diálogos en el presente continuo», traducida por primera vez al catalán en este Quadern portàtil.
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